Y al quinto día... ¡el Salar de Uyuni!

Un camino de cinco días llega a su fin. El recorrido por el suroeste de Bolivia nos ha llevado por tierras desérticas, nos ha dado la po...

Y al quinto día... ¡el Salar de Uyuni!

Un camino de cinco días llega a su fin. El recorrido por el suroeste de Bolivia nos ha llevado por tierras desérticas, nos ha dado la posibilidad de ascender un volcán de 6.008 metros de altura, nos ha deslumbrado con lagunas de los más inesperados colores o con rocas de formas increíbles. ¿Cómo superar lo descubierto hasta ese momento? Con la estrella turística del país: te presento el Salar de Uyuni.



Y al quinto día... ¡el Salar de Uyuni!

Si la noche anterior nos habíamos retirado a dormir con la imagen impresa en la retina de la puesta de sol en el Salar de Uyuni, no era nada comparado con lo que nos esperaba. Aún de noche, abandonamos el hostal de sal en nuestro todoterreno para ver el amanecer desde el mismísimo centro del salar.


Amanecer en la isla Incahuasi 
Sin prisa, pero sin pausa, subimos el sendero desde la playa de la isla Incahuasi (o 'Casa del Inca' en quechua), hasta el mirador 'Plaza 1 de agosto' para disfrutar de la salida del sol en el bello Salar de Uyuni. 


Inicio de la subida al mirador de la isla Incahuasi

De verdad, no tengo palabras, sino fotos.



Amanecer en la isla Incahuasi

Amanecer en la isla Incahuasi

El Salar de Uyuni pertenece, en mi opinión, a esos lugares en los que el tiempo no importa, tampoco el frío, ni el sueño... Solo mirar, con detalle, una y otra vez, el mar blanco que te rodea y que parece infinito. 



El Salar de Uyuni desde el mirador de la isla Incahuasi

Y conforme el sol aparece, el salar brilla con más fuerza, incluso. Y sigue sin importante el tiempo, ni que el resto de turistas vayan desapareciendo... ¿Qué darías por quedarte aquí tú solo? Bueno, solo del todo, no. Multitud de cactus, algunos gigantes de hasta 12 metros de altura, te acompañarían.



El Salar de Uyuni desde el mirador de la isla Incahuasi

Cuando el tiempo para permanecer en la isla no se podía estirar más, descendimos por un sendero diferente al de la subida y pasamos por una formación rocosa que llaman el 'arco de coral'.



Arco de coral desde la isla Incahuasi

Al descender, nos esperaba una sorpresa: el delicioso bizcocho que nos había preparado Mabel, nuestra cocinera, para desayunar allí mismo, en el corazón del salar.

El mayor desierto del sal del mundo
El Salar de Uyuni, también conocido como el Salar Thunupa, con sus 10.582 km2, es el mayor desierto del sal del mundo.

Al fondo, el volcán Thunupa, que también da nombre al salar


Existen aproximadamente, según la información que proporcionan en la isla, 11 capas de sal, con espesores que varían entre dos y diez metros. Minerales como el litio, el potasio o el magnesio, se encuentran en el Salar de Uyuni, de donde se extraen 25 mil toneladas de sal cada año.

Fotos... ¿crazy?
Reconozco que cuando me lo contaron no me hizo demasiada ilusión. El día en el Salar de Uyuni incluía una sesión de lo que llamaban fotos 'crazy' (fotos “locas”), que no es otra cosa que jugar con las distancias y la ausencia de profundidad que se origina al no haber referencias. Sin embargo, confieso que me reí muchísimo jugando.



Fotos 'crazy' en el Salar de Uyuni

Fotos 'crazy' en el Salar de Uyuni

Fotos 'crazy' en el Salar de Uyuni

Muchas risas y muchas fotos después, el recorrido por el salar continuó. Paramos, primero, en el primer hostal de sal que se creó y que permaneció abierto hasta 2005. Ahora se ha reconvertido en un museo que puedes visitar si compras algo en la tienda (una Coca-Cola, por ejemplo, son 10 Bs).



El primer Hostal de sal en Uyuni

Interior del primer hostal de sal, en Uyuni


Nos detuvimos también en el Monumento al Dakar. Para quienes no lo sepan, como yo hasta entonces, Uyuni formó parte de la ruta de la competición automovilística Rally Dakar desde 2014 a 2017.



Monumento al Dakar, en el Salar de Uyuni

Uyuni, puerta del salar
El mayor atractivo de Uyuni se encuentra en su cementerio de trenes. ¿Por qué? Porque la ciudad de Uyuni nació con el ferrocarril. Tras la Guerra del Pacífico (que enfrentó a Bolivia y Perú con Chile, entre 1879 y 1883), Bolivia perdió su litoral y construyó una línea de ferrocarril que la unía con el puerto chileno de Antofagasta, imprescindible para exportar el mineral boliviano al exterior.



Cementerio de trenes de Uyuni

La línea Bolivia-Antofagasta, terminada en 1889, cayó poco a poco en desuso, a la vez que el turismo se convertía en la principal fuente de ingresos de Uyuni. Pero las viejas locomotoras que funcionaron a principios del siglo XX se quedaron en la localidad y hoy día es una de las paradas obligadas del tour por el salar.



Cementerio de trenes de Uyuni

En nuestro caso, fue, además, la última parada del recorrido por el suroeste de Bolivia.

Uyuni turística
Uyuni vive por y para el turismo. Hoteles, restaurantes, tiendas y, sobre todo, agencias y más agencias ofreciendo el más que solicitado recorrido por el Salar de Uyuni, ocupan prácticamente todo. 


En el centro, encontrarás el símbolo de este municipio: la torre del reloj, que comenzó a funcionar el 20 de abril de 1930 y constituye el kilómetro cero del que parten las cuatro calles principales de Uyuni. 


La Torre del reloj de Uyuni

Algunos datos útiles 

- Aunque normalmente está seco, el salar sufre inundaciones periódicas en las que el nivel del agua cubre su superficie unos 50 cm. Esto ocurre entre los meses de enero y febrero. Son muchos los turistas que prefieren esta época para conocer el salar y disfrutar de la belleza de su reflejo sobre el agua; ten en cuenta que, al mismo tiempo, puede dificultar los accesos a los todoterrenos.

- El acceso a la isla Incahuasi cuesta 30 Bs, que te dan derecho a utilizar los baños.

- Si no vas a alojarte en Uyuni, puedes dejar tu equipaje hasta la hora del bus en varios hostales, como el Hostal El Salvador (10Bs, cada bulto).


¿Tú también crees, como yo, que el recorrido por el suroeste de Bolivia no puede terminar mejor que en el Salar de Uyuni?

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