Verde, blanca, colorada... las 'Joyas Alto Andinas' de la Reserva Nacional de Fauna Andina de Eduardo Avaroa, en Sur Lípez, deslumbran el sentido de la vista por sus increíbles colores. Y eso no es todo. El tercer día del recorrido por el sureste de Bolivia atesora más maravillas para tus ojos, imprescindibles en un viaje al país.
La primera parada del tour fue una laguna cuyo nombre hacía referencia a otro de nuestros sentidos: la Laguna Hedionda. Sin embargo, y afortunadamente, no apreciamos lo que parecía presagiar... Tenía apellido, Sur, porque son dos las lagunas que comparten nombre: esta, en la provincia de Sur Lípez; la Norte..., ¿dónde crees? En la de Nor Lípez, claro.
Mientras disfrutábamos de la visión de los primeros flamencos reunidos en varios grupos a lo lejos, nos sobresaltó la pelea entre dos vicuñas, al parecer, entre dos machos, por el dominio del territorio y del grupo familiar de uno de ellos.
Del blanco...
Montoncitos de “detergente” rodean la Laguna Kollpa. La kollpa es un mineral que se utiliza para diversos usos, como jabón, champú o detergente. Solo con tocarla te deja un rastro blanquecino en la ropa.
El atractivo de la Laguna Polques no es su color, sino sus aguas termales. Con unas temperaturas de entre 30 y 40º, según diferentes fuentes consultadas, el baño produce no solo un efecto relajante, sino que se le atribuye beneficios médicos para problemas como la artritis o el reumatismo.
Son dos pequeñas piscinas. Junto a una de ellas, la más cálida, se encuentran los vestuarios, en realidad, una pequeña cabaña de dos espacios que se cierran con una mínima cortina, y una estantería en la que dejar las mochilas. No hay taquillas para guardar tus pertenencias bajo llave.
La entrada (6 Bs) te da derecho a una visita a los servicios, situados en un edificio al otro lado de la carretera, el único sitio en el que te la piden.
A pesar de la pereza inicial, por lo menos la mía, merece la pena. Olvídate de los coches que circulan demasiado cerca y de los curiosos que merodean por los alrededores, y disfruta de las vistas a la laguna.
Desde la ruta que te dirige a la Laguna Verde, descubres el Desierto de Dalí, un conjunto de rocas volcánicas en medio del desierto Pampa Jara. Sus formas y colores le confieren un aspecto surrealista, que a muchos les recuerdan a las obras del pintor español Salvador Dalí, lo que explica que sea más conocido como Desierto o Rocas de Dalí.
Después de kilómetros de llanura desértica, que te acostumbran a los tonos marrones, ocres, amarillentos..., la Laguna Verde se impone a todo el paisaje. Frontera natural entre Bolivia y Chile, el volcán Licancabur se refleja en las aguas de la laguna, de un color verde esmeralda que se debe a los sedimentos del fondo. En ella no verás flamencos, debido a la toxicidad que provoca su alto contenido de cobre y arsénico.
La Laguna Blanca, bajo la mirada del Volcán Juriques, alimenta esta laguna. Parte de ella en un principio, se fue desprendiendo y formando una nueva laguna, aunque se mantienen unidas por medio de un canal.
El volcán Licancabur, de 5.916 metros de altura, constituye el típico volcán que seguro has visto dibujar alguna vez, porque posee una forma cónica característica. Dicen que en el cráter existe una laguna que se congela durante la época de invierno.
Más colores sorprendentes, pero esta vez acompañados de burbujas negras, de humaredas y de un característico olor a azufre, son los que visten a los Géiseres Sol de Mañana. Se trata de cráteres volcánicos, en una zona de alrededor de 1 kilómetro. Se puede pasear libremente alrededor de los pozos, pero ten cuidado y no te aproximes demasiado.
Y, finalmente, el rojo
La última joya del tercer día es un rubí: la Laguna Colorada. En el paseo más largo y tranquilo del día, contemplas gracias a dos senderos (uno junto a la orilla, y otro, más alto, con varios miradores), cómo el color rojizo se va haciendo más y más brillante.
Y tratarás, como yo, de identificar a los tres tipos de flamenco que visitan estas aguas: el flamenco de James, la mayoría; el chileno, y el andino.
No te cansarás de observar. Es una promesa de las que se cumplen.
Hermosos lugares. Estoy muy entusiasmada en conocer el origen de ese champú de la laguna Kollpa, nuestras indígenas lo usan y tienen hermoso cabello. Yo lo probé y es buenísimo. El mundo debería conocerlo y provarlo.¡Saludos!
ResponderEliminar¡Hola, Ximena! Sí, hermosos lugares con los que me he enamorado de Bolivia... Voy a investigar si se puede conseguir ese champú por mi tierra. Gracias por el consejo y ¡un abrazo!
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