Qué ver en Tallin

Tallin  es una ciudad medieval cuyo centro histórico se ha mantenido prácticamente intacto desde su nacimiento. Murallas, torres, parqu...


Las murallas rodean la ciudad antigua de Tallin

Tallin es una ciudad medieval cuyo centro histórico se ha mantenido prácticamente intacto desde su nacimiento. Murallas, torres, parques y numerosas leyendas hacen de la capital de Estonia uno de los lugares con más encanto del Báltico.

Se trata de una ciudad que puedes recorrer tranquilamente caminando. No te puedes perder el casco antiguo ni los barrios de Kadriorg y Kalamaja.

. El casco antiguo. La ciudad antigua se divide en dos partes, la ciudad baja, donde vivía el pueblo, y la ciudad alta o Toompea, donde vivían los nobles.

En la ciudad baja encontrarás el Ayuntamiento y su plaza (Raekoja Plats), en uno de cuyos lados se sitúa la que está considerada la farmacia más antigua de toda Europa (Raeapteek). El Ayuntamiento, un edificio gótico del siglo XV, sostiene una veleta con el famoso Viejo Tomás, la figura de un soldado que se ha convertido en el símbolo de Tallin.


El Ayuntamiento de Tallin, en la plaza Raekoja

Si cruzas el callejón Sajakang, llegarás a la Iglesia del Espíritu Santo, que destaca por su torre octogonal y el reloj de una de sus paredes, que data del siglo XVII. Cerca se encuentra el Pasaje de Santa Catalina, una callejuela con multitud de talleres del gremio del mismo nombre.


Iglesia del Santo Espíritu y Pasaje de Santa Catalina


Iglesia de San OlafAl callejear por el casco antiguo de Tallin, fíjate en las casas medievales. Entre todas ellas, sobresalen las conocidas como Tres Hermanas (calle Pikk, 71). Otras de las casas de esta calle fueron sede de diferentes gremios de artesanos, como la Casa de la Hermandad de los Cabezas Negras, donde ahora se organizan conciertos y otro tipo de actos.

Al final de la calle Lai, se alza la Iglesia de San Olaf (siglo XIII) que, según algunos, fue el edificio más alto del mundo durante un tiempo.

En Toompea, está la catedral de Santa María, principal iglesia luterana de Europa, y la catedral ortodoxa de Alejandro Nevsky, que destaca por las típicas cúpulas de cebolla, además del Parlamento y el Gobierno de Estonia (castillo y casa Toompea, respectivamente). 


Catedral de Alejandro Nevsky (izda.) y la Torre Pikk Hermann, parte del conjunto del Parlamento y Gobierno estonios


Desde este lugar, podrás contemplar unas buenas vistas de todo Tallin.

El paseo por las murallas que rodean la ciudad te descubrirá las dos puertas de entrada, Viru, que une la ciudad antigua y la moderna, y Rannu, que da salida al puerto y junto a la que se halla una torre muy ancha conocida como Gorda Margarita. Puedes visitar una parte de las murallas que conecta las torres Nunna, Sauna y Kuldjala.


Paseo por las murallas; abajo, a la izquierda, la puerta Rannu
  
. Barrio de Kadriorg. Solo dos kilómetros separan el casco antiguo de Tallin del parque y el palacio construidos por el zar ruso Pedro I el Grande para su esposa Catalina I (Kadriorg significa 'valle de Catalina' en estonio).
Palacio barroco construido por el zar Pedro I
El palacio alberga en la actualidad el Museo de Arte de Kadriog, con obras de pintores rusos de los siglos XVI a XX, entre otras. Hasta los años treinta del siglo pasado, este palacio constituía la residencia del presidente de Estonia, que después se trasladó a un edificio próximo.


Residencia del presidente de Estonia

En este mismo barrio, se encuentra otro museo, Kumu, un edificio futurista que conserva una colección de arte estonio hasta la Segunda Guerra Mundial, pero que también ofrece exhibiciones temporales de arte contemporáneo. 


Museo de Arte Estonio

Si decides ir caminando, sal por la puerta Viru y, después de la plaza Viru, toma la calle Narva hasta A. Weizenberg. En los alrededores del palacio descubrirás preciosas casas de madera de la época en la que esta zona era un distrito residencial de la alta sociedad y que por sí mismas ya justifican el paseo. 

Puedes llegar también en tranvía (números 1 y 2) y en autobús.

. Barrio de Kalamaja. Un barrio menos conocido en Tallin es el de Kalamaja, próximo al puerto de Linnahall, donde se ubica la antigua prisión Patarei. Nada promocionado por guías y puntos oficiales de información turísticos, permite conocer lo que queda de la Tallin rusa. 

Pescadores y marineros poblaron esta zona en el siglo XIV, hasta que a finales del XIX, con Tallin bajo influencia rusa, la invadieron fábricas y miles de trabajadores. Todavía hoy se pueden contemplar muchas de las casas de madera que se construyeron para alojar a los nuevos habitantes.


Casas de madera del barrio de Kalamaja

Patarei, prisión hasta 2005
Patarei, que fue utilizada como prisión hasta 2005, es ahora un museo y, ocasionalmente, un lugar donde se celebran fiestas alternativas. Cerca se halla el submarino Lembit, que pertenecía a la fuerza naval de Estonia antes de la Segunda Guerra Mundial y que también se puede visitar.

Otro vestigio ruso es el llamado Tejado de Linnahall, un enorme auditorio construido para conciertos, pero, sorprendentemente, también como edificio militar que se utilizaría en caso de que los finlandeses atacaran la Unión Soviética por mar. En la actualidad, es elegido por los jóvenes para ver la puesta de sol, con una cerveza en la mano.

Al fondo, tejado de Linnahall



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