¡Una hora de escala entre dos vuelos!

Teníamos un capricho, conocer Dubai. Y buscábamos viajar lo más económico posible. Así encontramos una oferta en la que el vuelo de v...


Escala de una hora entre dos vuelos

Teníamos un capricho, conocer Dubai. Y buscábamos viajar lo más económico posible. Así encontramos una oferta en la que el vuelo de vuelta hacía escala en Londres, donde conectaba con Madrid... ¡una hora más tarde! Vale, era más de una hora: una hora y 5 minutos exactamente. ¿Lo conseguiríamos?

Escala de una hora entre dos vuelos


Más de una vez había escuchado contar a amigos viajeros que aprovechaban escalas largas entre dos vuelos para conocer otro lugar en el camino al destino. Nunca, que hubieran desafiado a la puntualidad de una compañía aérea, a los laberintos de un aeropuerto y a los atascos de los controles de seguridad para cambiar de vuelo en tiempo récord.


La oferta tenía sus pros y sus contras.

A favor:
     1. Se trataba de la oferta más económica;
     2. la misma compañía aérea, British Airways, operaba los dos vuelos;
     3. no teníamos que cambiar de terminal para tomar el segundo vuelo;
     4. la escala justa era al regresar de Dubai, con lo que, si salía mal, podíamos alargar nuestras vacaciones en Londres.

En contra:
     1. Tanto el aeropuerto internacional de Dubai como el aeropuerto de la escala, Heathrow, 
figuran en los primeros puestos de las estadísticas de aeropuertos con mayor tráfico del mundo, lo que aumenta las posibilidades de impuntualidad;
    2. las cada vez más exigentes medidas de seguridad en los aeropuertos pueden llegar a provocar atascos indeseados.



Escala de una hora entre dos vuelos

Y nos arriesgamos. Pero para aumentar las posibilidades de éxito, pensamos en una estrategia:

     1. Calzado cómodo y abierto.
Por un lado, era bueno si había que echar una carrera y, por otro, reducíamos la probabilidad de que nos obligaran a descalzarnos en el control de seguridad, lo que nos ahorraría más tiempo.

     2. Mínimo equipaje de mano.
Metimos lo imprescindible en una bolsa pequeña, por supuesto, pasaporte, móvil y cartera; volábamos de noche, así que incluí antifaz y tapones para los oídos, para poder descansar.

     3. No utilizaríamos los compartimentos para el equipaje de mano del avión.
Dejar la bolsa debajo del asiento nos daría ventaja a la hora de salir del avión; casi siempre se atascan los pasillos con pasajeros abriendo los compartimentos.



Escala de una hora entre dos vuelos
Tengo que reconocer que fue hasta divertido. De verdad. Parecíamos los participantes de una yincana. Cuando el primer vuelo aterrizó en suelo inglés, con nuestras bolsas ya en la mano, nos preparamos para salir a toda velocidad. La mujer que ocupaba el asiento del pasillo me miró como pensando “qué impaciente”, pero en cuanto le comenté que nuestro siguiente vuelo salía en una hora, se levantó para dejarnos pasar.

Y entonces comenzó la carrera de obstáculos, zigzagueando entre los pasajeros hasta la puerta de salida, donde nos paró un azafato que esperaba que pusieran la escalerilla.

Las pantallas del aeropuerto avisaban ya de nuestra puerta de embarque, así que todo fue seguir las indicaciones de color púrpura, que son las que señalan las conexiones de vuelos y, de repente, nos encontramos con personal del aeropuerto que nos esperaba para darnos una tarjeta de color naranja, una especie de pase VIP. Habían habilitado filas en 
los diferentes controles de seguridad expresamente para la conexión de nuestro vuelo que nos abrían paso hasta la puerta de embarque. ¡Hasta nos sobró tiempo!

Y a ti, ¿te ha pasado algo similar? Espero tus experiencias en los comentarios.



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