¿Habrá a estas alturas alguien que no sepa qué es el chupinazo de San Fermín? Por si acaso: se trata del cohete que anuncia, a las 12 horas de cada 6 de julio, el comienzo de los Sanfermines, las fiestas por las que la ciudad de Pamplona se conoce en el mundo entero. ¿Y qué hacemos los pamplonicas y quienes nos visitan este día? Lee con atención, que “allá donde fueres...”.
El día empieza temprano y hay que cargar las pilas porque, además, acabará tarde. Así que es obligado el almuerzo con la cuadrilla, con los amigos, y eso es algo que no se improvisa. Con meses de antelación, se reserva sitio para almorzar, generalmente, huevos y patatas fritas, que se acompañan de magras de jamón, lomo, chistorra..., a gusto de cada uno. ¿Y para beber? Hay quien se anima ya con el calimocho, que para muchos veteranos de las fiestas fue la bebida estrella de las primeras salidas nocturnas y hace revivir tiempos jóvenes. Por supuesto, tú eliges.
Este madrugón es el que provoca que, por cualquier acceso a la capital pamplonesa, veas caminando a gente y más gente, vestida de blanco todavía inmaculado (del pañuelo rojo, luego hablamos). A pesar de que el Ayuntamiento refuerza el servicio de transporte urbano (en Pamplona llamamos villavesas a los autobuses), algunos prefieren andar y evitar esperas y aglomeraciones, que tiempo habrá después... Unos lo harán para juntarse para el deseado almuerzo y otros, después de llenar el estómago, para ver el chupinazo.
¿Y dónde vemos el chupinazo?
Depende de cada uno y del grado de inmersión sanferminera que quiera lograr. Puedes hacerlo desde la misma plaza del Ayuntamiento de Pamplona, si estás dispuesto a soportar empujones, olas repetidas que te pueden levantar del suelo... Deberás ir con muuucho tiempo, que la plaza es más pequeña de lo que parece.
Yo he entrado una sola vez y no repetiré... Aunque mido algo más de 1,70 m, acabé con el codo de alguien incrustado en mi cuello y las costillas aprisionando mis pulmones. No es para mí. Mi opción preferida es acercarme todo lo que pueda al ayuntamiento por alguna de las calles que confluyen en la plaza. Y pegadita a una pared, que no empuja.
Puedes ver también el chupinazo desde otros lugares, como el Paseo Sarasate o la Plaza de los Fueros, donde se instalan pantallas gigantes para que no te lo pierdas; desde un balcón, si estás dispuesto a rascarte el bolsillo, o desde el sofá de tu casa, que se transmite en directo por varias cadenas de televisión.
¡Viva San Fermín!
En los alrededores de la plaza consistorial, mientras esperamos el lanzamiento del cohete, levantamos los brazos hacia el ayuntamiento con el pañuelo rojo en las manos y gritamos “¡San Fermín, San Fermín!” hasta desgañitarnos.
Minutos antes de las 12, los clarineros aparecen en el balcón del primer piso del ayuntamiento y su música intenta hacerse oír por encima del rugido de la gente, que se va haciendo más ensordecedor. Y, por fin, salen al balcón central el encargado de prender la mecha del cohete más famoso del mundo, un ordenanza municipal y el responsable de la Pirotecnia Caballer, de Valencia, fabricante del cohete.
Puedes ver también el chupinazo desde otros lugares, como el Paseo Sarasate o la Plaza de los Fueros, donde se instalan pantallas gigantes para que no te lo pierdas; desde un balcón, si estás dispuesto a rascarte el bolsillo, o desde el sofá de tu casa, que se transmite en directo por varias cadenas de televisión.
¡Viva San Fermín!
En los alrededores de la plaza consistorial, mientras esperamos el lanzamiento del cohete, levantamos los brazos hacia el ayuntamiento con el pañuelo rojo en las manos y gritamos “¡San Fermín, San Fermín!” hasta desgañitarnos.
Minutos antes de las 12, los clarineros aparecen en el balcón del primer piso del ayuntamiento y su música intenta hacerse oír por encima del rugido de la gente, que se va haciendo más ensordecedor. Y, por fin, salen al balcón central el encargado de prender la mecha del cohete más famoso del mundo, un ordenanza municipal y el responsable de la Pirotecnia Caballer, de Valencia, fabricante del cohete.
Y entonces, sí, entonces oirás “¡Pamploneses! ¡Pamplonesas! ¡Viva San Fermín! ¡Gora San Fermín!”, o algo similar, con el toque personal que le dé quien tiene el honor de lanzar el chupinazo.
En ese momento deberás anudar al cuello, nunca antes, el pañuelico rojo porque, ahora sí, han comenzado los Sanfermines.
En ese momento deberás anudar al cuello, nunca antes, el pañuelico rojo porque, ahora sí, han comenzado los Sanfermines.
¿Y después?
La fiesta está en la calle, tópico bien cierto en este caso. Si te has decidido por la plaza del ayuntamiento y su entorno, ten paciencia: moverse es difícil, pero no imposible.
La fiesta está en la calle, tópico bien cierto en este caso. Si te has decidido por la plaza del ayuntamiento y su entorno, ten paciencia: moverse es difícil, pero no imposible.
Puedes aprovechar para pasar por los bares y locales de las peñas pamplonicas, que se concentran, sobre todo, en la calle Jarauta. Prepárate para el calor humano, que algunos sofocan con una ducha... la de los cubos de agua que lanzan desde los balcones quienes acceden al grito de “agua, agua, agua”.
Y hasta cuando tú quieras. Si no paras a la hora de comer, procura picotear algo de vez en cuando, como un buen frito de huevo en el bar Río de la calle San Nicolás.
Curiosidades
. En 1901 se tiraron cohetes en la Plaza del Castillo para anunciar, por primera vez, el comienzo de las fiestas de San Fermín.
. Desde 1941, el chupinazo se tira desde el balcón del ayuntamiento. Hasta 1979 lo hacía el presidente de la Comisión de Fiestas y, desde entonces, con alguna rara excepción, ha ido rotando entre los diferentes grupos políticos con representación en el Consistorio.
. Desde 2016, las asociaciones que forman la Mesa de los Sanfermines (un órgano consultivo, informativo y asesor del Ayuntamiento pamplonés) proponen a varios candidatos para lanzar el chupinazo; entre ellos, las personas empadronadas en Pamplona eligen al afortunado que prenderá el cohete.
. En 2016, este honor recayó en Jesús Ilundáin ‘El Tuli’, de 85 años, socio número 1 de la peña Los del Bronce y precursor del cántico que precede al encierro.
Tengo que confesar que el chupinazo de San Fermín es, para mí, el momento más emocionante de las fiestas. ¿Cómo vives tú el chupinazo? Y si no lo has hecho todavía, ¿a qué estás esperando?
Viva San Fermin!!!!! ;-)
ResponderEliminar¡¡¡Viva!!!
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