Tulum, la única ciudad amurallada construida en la orilla del Mar Caribe, fue el primer centro urbano de la civilización maya descubierto por conquistadores españoles en el siglo XVI. Tulum, que significa muralla en maya, se sitúa en el Estado de Quintana Roo, en el sureste de México, en la región conocida como la Riviera Maya.
La ciudad, que en la antigüedad denominaban Zamá (amanecer en maya) por estar en uno de los lugares de la región donde amanece antes, fue una comunidad mercantil portuaria privilegiada por su ubicación, donde se redistribuían productos locales y foráneos que provenían de Centroamérica, las costas del Pacífico, el Golfo y el centro de México.
Tulum está rodeada por una muralla que, junto a la barrera natural de la costa, permitía, por un lado, controlar las actividades del interior, por otro, proteger a sus habitantes y, finalmente, separar a estos, la élite, de la población común que vivía fuera de ella.
Un camino que bordea la muralla te dirigirá hasta los dos accesos al norte de las ruinas; el segundo, el más cercano al litoral, da a la Casa del Cenote, llamada así por esta oquedad natural que se crea cuando el agua disuelve la superficie de roca caliza y que se llena de agua en época de lluvia.
Pero el que atrae todas las miradas es el Templo del Dios del Viento. Dicen los expertos que los templos dedicados a este dios, Kukulkán en maya, se diferenciaban por su forma circular, vista desde una perspectiva aérea (no lo pude comprobar...), algo no frecuente en la arquitectura de esta civilización.
Junto a él se encuentran otras construcciones más pequeñas, que reproducen el templo a escala y que se cree que se utilizaban como altares para las ofrendas, una característica propia de esta región también conocida como Costa Oriental.
Una muralla más reducida delimita el espacio en el que se sitúa el Castillo, el edificio más alto de Tulum. Al parecer, la fachada estuvo pintada de vivos colores y decorada con esculturas y, mientras que en el templo superior se realizaban las principales ceremonias religiosas, las ofrendas se depositaban en dos pequeños templos laterales.
Enfrente de esta construcción se encuentra el Palacio en el que, según los arqueólogos, vivían los habitantes más importantes de Tulum, el HalachUinic o Gran Señor, y su familia. Se trata de un edificio con varios cuartos, con banquetas junto a los muros, que se utilizaban como asientos y probablemente como camas, y un santuario para realizar actos religiosos.
Al pie del acantilado que descubrirás detrás del recinto del Castillo, una preciosa playa invita a tomarse un descanso y un baño. Después, ya refrescado, puedes continuar el paseo por otras construcciones, como el Templo de los Frescos, considerado el último que levantaron los mayas antes de la conquista española.
Playa Paraíso
El día en Tulum será redondo con una escapada a las playas que se encuentran al sur de las ruinas mayas. El camino que encontrarás a la salida de la muralla te llevará de nuevo a las taquillas, si vas por la derecha, y a las playas, si vas por la izquierda.
El primer desvío te conduce a la playa Santa Fe, posiblemente con más algas de las esperadas, pero si continúas caminando por la orilla, enseguida llegarás a las playas más limpias de Esperanza o Paraíso, una de las más famosas de esta zona, preciosa por sus finas arenas blancas y sus aguas verdes, de un verde que comparan con el del jade. Ve y compruébalo.
Cómo ir
Tulum se sitúa a poco más de 60 kilómetros al sur de Playa del Carmen, la que podríamos considerar capital de la Riviera Maya, y desde la que salen furgonetas (combis o colectivos) por 40 pesos mexicanos, sin horario fijo, en cuanto se llenan de pasajeros (calle 2 Norte, cerca de la avenida 20). Es la opción más económica y más práctica.
Estos vehículos hacen frecuentes paradas en la carretera hasta Tulum, por lo que no hace falta que vayas a Playa si te alojas entre las dos ciudades, tan solo levantar la mano cuando la veas (la reconocerás fácilmente por el cartel que anuncia el destino en el cristal delantero) y decir al conductor dónde quieres ir. Normalmente, se paga al bajar.
La furgoneta parará en el cruce con una carretera perpendicular que, en unos 800 metros, te lleva a las taquillas. Se puede ir perfectamente andando por la acera, aunque, si lo prefieres, puedes recorrer ese tramo en un tractor habilitado con varios vagones de tren para ello.
Otra opción para ir a las ruinas de Tulum es tomar un autobús, también desde Playa del Carmen, en la terminal que encontrarás en la confluencia de las avenidas Quinta y Juárez. Puedes consultar horarios y precios en la página web de la compañía (ADO) que realiza este y otros trayectos. El autobús te dejará en la estación de Tulum, en el extremo sur de la ciudad, desde donde hay unos tres kilómetros hasta las ruinas, a las que podrás llegar en taxi.
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