Cuatro de los siete conjuntos monumentales Patrimonio de la Humanidad que posee el Valle de Katmandú, en Nepal, se encuentran en la capital nepalí, Katmandú: la plaza Durbar; las estupas budistas de Swayambhunath y Bodhnath, y el templo hinduista de Pashupatinath.
1. La plaza Durbar de Katmandú, como las de Bhaktapur y Patan, era el lugar donde los reyes de la ciudad eran coronados y donde residían. De ahí su nombre, Durbar, que significa 'palacio' en nepalí.
En realidad, más que una plaza son tres: la plaza Durbar, la principal, al oeste; la plaza Basantapur, al sureste de la primera, y la plaza Makbhan, en la que se encuentra la entrada al palacio real, Hanuman Dhoka, al noroeste.
Ha sido el conjunto monumental más afectado por los terremotos de 2015. En la plaza principal, fue destruido el templo Maju Deval, un lugar elegido por muchos turistas para observar los alrededores de la plaza, a los vendedores de fruta y verdura, a los paseantes... Además de por sus vistas, este templo de finales del XVII destacaba por sus puntales de tallas eróticas.
También se han perdido el templo Mohan Narayan, santuario del dios Vishnu, y Kasthamandap, un pabellón de madera dedicado al asceta Gorakhanath, y varios edificios han tenido que ser apuntalados, como el de Kumari Bahal, donde vive la kumari, una niña a la que se venera como diosa hasta que alcanza la pubertad.
Sin embargo, sigue mereciendo la pena acercarse hasta este centro tradicional del casco antiguo de la capital nepalí, un auténtico museo de palacios y pagodas, que se han llegado a cifrar en 60. Entre las joyas, destaca Hanuman Dhoka, un complejo palaciego que tuvo más de 35 patios en su origen, o el templo de Krishna, de planta octogonal, similar al que se encuentra en la plaza Durbar de Patan.
2. Al oeste de Katmandú, se encuentra la estupa Swayambhunath (200 rupias, la entrada en 2011), un templo budista al que llegamos desde el barrio de Thamel después de pasar por el templo de Indrani, cruzar el más que sucio río Vishnumati y encontrarnos con otros dos templos de camino, Shobabaghwati y Bijeshwari.
Subimos la colina por unas escaleras interminables para disfrutar del conocido como templo de los monos y de las vistas de todo Katmandú. El terremoto destruyó uno de los dos templos blancos de estilo indio y provocó daños en otros edificios, pero como en los demás casos, son muchos los edificios interesantes en el conjunto que se conservan.
Así, además de la estupa, con sus ojos vigilantes de Buda y sus ruedas de oraciones, este lugar incluye un museo de estatuas budisas, un refugio de peregrinos y un monasterio.
1. La plaza Durbar de Katmandú, como las de Bhaktapur y Patan, era el lugar donde los reyes de la ciudad eran coronados y donde residían. De ahí su nombre, Durbar, que significa 'palacio' en nepalí.
En realidad, más que una plaza son tres: la plaza Durbar, la principal, al oeste; la plaza Basantapur, al sureste de la primera, y la plaza Makbhan, en la que se encuentra la entrada al palacio real, Hanuman Dhoka, al noroeste.
Ha sido el conjunto monumental más afectado por los terremotos de 2015. En la plaza principal, fue destruido el templo Maju Deval, un lugar elegido por muchos turistas para observar los alrededores de la plaza, a los vendedores de fruta y verdura, a los paseantes... Además de por sus vistas, este templo de finales del XVII destacaba por sus puntales de tallas eróticas.
También se han perdido el templo Mohan Narayan, santuario del dios Vishnu, y Kasthamandap, un pabellón de madera dedicado al asceta Gorakhanath, y varios edificios han tenido que ser apuntalados, como el de Kumari Bahal, donde vive la kumari, una niña a la que se venera como diosa hasta que alcanza la pubertad.
Sin embargo, sigue mereciendo la pena acercarse hasta este centro tradicional del casco antiguo de la capital nepalí, un auténtico museo de palacios y pagodas, que se han llegado a cifrar en 60. Entre las joyas, destaca Hanuman Dhoka, un complejo palaciego que tuvo más de 35 patios en su origen, o el templo de Krishna, de planta octogonal, similar al que se encuentra en la plaza Durbar de Patan.
2. Al oeste de Katmandú, se encuentra la estupa Swayambhunath (200 rupias, la entrada en 2011), un templo budista al que llegamos desde el barrio de Thamel después de pasar por el templo de Indrani, cruzar el más que sucio río Vishnumati y encontrarnos con otros dos templos de camino, Shobabaghwati y Bijeshwari.
Subimos la colina por unas escaleras interminables para disfrutar del conocido como templo de los monos y de las vistas de todo Katmandú. El terremoto destruyó uno de los dos templos blancos de estilo indio y provocó daños en otros edificios, pero como en los demás casos, son muchos los edificios interesantes en el conjunto que se conservan.
Así, además de la estupa, con sus ojos vigilantes de Buda y sus ruedas de oraciones, este lugar incluye un museo de estatuas budisas, un refugio de peregrinos y un monasterio.
3. El último día de nuestra estancia en Nepal visitamos otros dos grandes templos de Katmandú. Por la mañana, tomamos un taxi hasta Pashupatinath (500 rupias, la entrada en 2011), el templo hindú más importante de Nepal.
Lo primero que llamó nuestra atención fueron las piras funerarias y un muerto en andas, al que vimos cómo despojaban de su vestimenta y lo adornaban después con guirnaldas. Alrededor, había más gente preparando ofrendas que depositaban en el río Bagmati, aunque otros solo esperaban a que pasara una por su lado, sacarla del agua y rebuscar por si había algo de valor…
Lo primero que llamó nuestra atención fueron las piras funerarias y un muerto en andas, al que vimos cómo despojaban de su vestimenta y lo adornaban después con guirnaldas. Alrededor, había más gente preparando ofrendas que depositaban en el río Bagmati, aunque otros solo esperaban a que pasara una por su lado, sacarla del agua y rebuscar por si había algo de valor…
Impresionaban también los peregrinos desnudos, con pulseras que cubrían sus brazos; otros pintaban su cara de blanco y se ofrecían para una foto a cambio de unas monedas.
Antes de salir, subimos a las terrazas que hay frente al templo para intentar ver desde más altura, al menos, el tridente dorado de Shiva, ya que la entrada a la parte principal del templo está reservada para los hindús.
Al parecer, los terremotos no afectaron este templo.
4. Desde Pashupatinath, caminamos hasta Bodhnath (150 rupias, la entrada en 2011), una de las estupas “más grandes del mundo”, según dicen, y que está rodeada de monasterios budistas.
Alrededor de la base del montículo circular de la estupa hay 108 imágenes (número de buen augurio para los tibetanos) del Buda Amitabha. El muro de ladrillo que bordea la estupa tiene 147 hornacinas, cada una con 4 ó 5 ruedas de oraciones con el mantra om mani padme hum (“salve a la joya del loto”). La estupa, que sufrió algunos daños por los terremotos de 2015, está siendo reconstruida.
Este lugar se ha convertido en el centro religioso de la población tibetana de exiliados en Nepal.
Y tú, ¿sabías que Katmandú tenía tantos tesoros?
Alrededor de la base del montículo circular de la estupa hay 108 imágenes (número de buen augurio para los tibetanos) del Buda Amitabha. El muro de ladrillo que bordea la estupa tiene 147 hornacinas, cada una con 4 ó 5 ruedas de oraciones con el mantra om mani padme hum (“salve a la joya del loto”). La estupa, que sufrió algunos daños por los terremotos de 2015, está siendo reconstruida.
Este lugar se ha convertido en el centro religioso de la población tibetana de exiliados en Nepal.
Y tú, ¿sabías que Katmandú tenía tantos tesoros?
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